miércoles, julio 19

Oink



Salió a las calles cibernéticas, el Número 5 de la revista "Hermano Cerdo", y esta vez, con una estilización en el diseño gráfico (brillante tapa emparaguada) y una yapa: "Las técnicas de Defensa Personal de Bruce Lee" que podrán bajarse en formato pdf (por si hay algún big brother que los esté bravuconeando.)
Este número, trae la traducción de un cuento de Jumpa Lahiri, editado en su oportunidad en el NYer, donde una pareja naufraga entre el abigarrado mundo gastronómico simbólico de unos indianyorkers y la pobreza afectiva de ser nopadres, en noches de cortes de luz programados. Otros dos cuentos sorprendentes le acompañan: "Colchón de Agua" del detallista y escatólogo Cozzolino, y el sugerente "Demonios" de Espartaco Sanchez.
Por el lado de las Crónicas: un "Fragmento de un diario en París" del DJ de los textos imbricados que es Juan Terranova, con la continuación de un proyecto disperso en la red y en su memoria, y cuya génesis se puede rastrear haciendo un click aquí. Le siguen "El norte como fantasma" de Herbert y "Un asterisco peligroso" de Téllez-Pons.
De alguna manera, para conmemorar el 20avo. aniversario de la muerte por ginebra de Borges, se publica un ensayo minuscioso de Pablo Ruiz, que se desarrolla a partir del poco leído cuento "Abenjakan,(...)"

Como siempre, les digo que se pueden suscribir a través de un mail dirigido a mauriciosalvador@gmail.com, o bien, entrando en el blog personalizado de la revista: Hermano Cerdo y bajarse los números que quieran.

Demos gracias al Lobo.

¡Oink, oink!

viernes, julio 14

Silvina Ocampo a través de un cielo de claraboya

Cuando uno lee los cuentos de Silvina Ocampo (principalmente los primeros), en ellos nos inquieta y/o exaspera la acumulación de detalles insignificantes como si fuesen signos oscuros, exaspera la crueldad que anuncia otra crueldad, el cambio brusco en el flujo narrativo. Pero esa suma de efectos, que nos devuelve a un mundo de lógica desaprehendida, es sólo posible a partir de la conformación de un lenguaje hilado con los objetos que pertenecen ese mundo.

El resto de este artículo presuroso sigue, haciendo un simple click, en: Kaputt

martes, julio 11

Brevario de amotinados 10

La conversación se estaba volviendo espesa. Liberados de la pesantez, los jinetes deben ser parcos. Las sillas de montar no permiten disquisiciones de alto vuelo. Salvo en corceles como los míos, alimentados con el piensotrébol y la alfalfa aeromóvil que cultivo en mis chacras experimentales. Sobre todo, el moro y el cebruno, los más comilones, en que íbamos montados Belgrano y yo. Una noche de pastar este forraje los provee, durante la digestión, de gas volátil suficiente para un vuelo de varias horas. Aristóteles logró animales de aire. El Vinci fabricó artefactos voladores, robando a las aves el secreto de propulsión y planeamiento de sus alas. Julio César daba de comer a sus caballos algas marinas infundiéndoles neptúnico vigor. Yo, basado en el principio de que el calor no es otra cosa que una substancia levitante más sutil que el humo, fuente de energía de la materia, hice algo mejor que el estagirita y el florentino: En lugar de fabricar aparatos mecánicos y aerodinámicos, logré cultivar pasturas térmicas. Pienso mágicamente útil. Usinas de fuerzas naturales de incalculables posibilidades en el perfeccionamiento de los animales y el progreso de la genética humana. Construcción de la super raza por medio de la nutrición. Alfa y omega de los seres vivos. He aquí Eldorado de nuestra pobre condición real. ¿No cree usted, general, que el plankton almacenado en los océanos podría solucionarnos la cosa? ¡Viveros inagotables de energía! Yo no conozco el mar, pero sé que es posible. Ustedes se hallan a sus bordes y deberían iniciar los experimentos. En secreto, pues de no hacerlo así podrían desencadenar la guerra de los ganaderos y matarifes, la avisordidez todavía más inagotable de los mercaderes portuarios.
Íbamos ya cabalgando entre las nubes en nuestros caballos mongolfieros. El mapa bermellón de la ciudad parecía aún más bermejo desde lo alto. El verde de los bosques más verdes. Las palmeras más empenachadas y esbeltas, enanas, enanísimas. Las sombras de las hondonadas, más obscuras. Fuego líquido derramaba la caída del sol sobre la bahía, sobre el caserío apiñado en las lomadas. ¡Oh qué bello paisaje!, exclamó Belgrano aspirando aire a todo pulmón. Remontó un poco sobre su silla. ¿Dónde anda Echevarría? No pude disimular mi sonrisa de satisfacción. Veía al entrometido secretario cabalgando entre las zanjas excavadas por los raudales y las inundaciones. ¡Véalo allá, general! ¡En lo más bajo del Bajo! ¡Qué mala suerte la de don Vicente Anastasio!, se condolió. ¡Perderse este espectáculo! Mala suerte en verdad, general. Su secretario va montado en el rocín de Fulgencio Yegros, apto únicamente para los juegos de sortija y las cuadreras.
Hagamos descender ya, dijo Belgrano, a nuestros bucéfalos aerostáticos. ¿Cómo se hace? ¿Se los pincha en alguna parte? ¿Tienen alguna válvula de escape? No, general. Todo sucede naturalmente. No se aterre usted. Son seres térmicos. Cuando se les acaba el gas, los caballos atierran. Todo sucede muy naturalmente. Las luces del ocaso son incomparables en esta estación del año. Contémplelas usted, general.
Libre por esta vez.


Yo, el Supremo- Augusto Roa Bastos

miércoles, julio 5

Apreciaciones sobre la Crítica: la estilística

En "Lingüística e historia literaria" el teórico y crítico de la estilística alemana Leo Spitzer incluye el comentario de una de sus alumnas, quien le hace una serie de objeciones a su teoría crítica, y que podrían abreviarse según estos puntos:

1) Carece de técnica y método (moviéndose en su análisis según la arbitrariedad del crítico.)
2) Su única manera de demostrar consiste en mostrar.
3) Visibilidad instantánea del sentido en el todo de la obra (sin mediar escalones progresivos que permitan un develar el texto analizado.)

A estas objeciones, confrontaré (a fin de poder vehiculizar entre ambas una respuesta propia) un texto anterior del mismo Leo Spitzer: "La interpretación Lingüística de las Obras Literarias", compilado junto con otros textos en el volumen "Introducción a la Estilística Romance" por Amado Alonso, Buenos Aires, 1932:

"(...)estas interpretaciones son como ensayos personales de allegarse directamente, mediante la conciencia moderna del lenguaje y la sensibilidad actual, a las obras literarias tanto modernas como antiguas. Claro que otros podrán luego interpretar de distinta manera tal o cual pasaje, o la obra íntegra, y revisar mis conclusiones; pero hay algo que es lícito afirmar como incondicional: el derecho que tenemos a allegarnos a lo idiomático de las obras literarias directamente con nuestro sentimiento personal de la lengua."

De alguna manera, parece que Spitzer está leyendo las objeciones de su alumna, y contrapone este derecho que prima en la sensibilidad que recorre el texto. La Estilística, como bien dice Amado Alonso en el prefacio de la colección, aspira a ser una exploración sensible que parta de las expresiones idiomáticas más características (las que aún no se han petrificado por el uso colectivo son los mejores según Spitzer), hasta las vivencias estéticas originales que las determinaron. Es decir que, a partir de los acentos, los ritmos, las imágenes inusuales, puede percibirse la figura oculta que se mimetiza en el todo enmarañado de la Lengua común. Es obvio que no existe un método o una técnica metodológica que permita, al igual que la Ciencia, llegar a una misma respuesta que no esté preestablecida por la lectura del crítico. Existe, por otro lado, una sensibilidad que se hace eco de la sensibilidad general, para aspirar a la extracción del sentido total que produce y sustenta la obra. Digamos que donde trastabilla la confiabilidad de un estudio estilístico, es en desplegar el todo a partir de una parte. Es como un estudio acotado que, comunicando a través de un diferencial, pretende dar cuenta del comportamiento dinámico de un animal complejo. Por ello, la objeción más atendible, sea la de escoger determinado fragmento sabiendo que despliega un sentido preconcebido de la obra. Sin embargo la falta de una metodología es, tal vez, la que pueda desencadenar mayores incomodidades en la lectura de un estudio estilístico. Uno puede ver amenazada su propia lectura frente a la lectura de fuerza emprendida por el crítico, y modificar por arbitrariedades subjetivas disfrazadas de consistencia, una obra que antes nos parecía más brillante. No me parece esto último suficiente para desestimar a la Estilística, ya puedo escoger la sensibilidad del crítico que más me agrade. Tal vez el punto anterior (el todo por las partes) haga que como Crítica a desarrollar sea un género menor en mis apetencias. Sin embargo, creo que lo que me fascina en su lectura (cuando leo crítica estilística: especialmente la emprendida por los escritores que son buenos lectores, Calvino o Kundera por ejemplo), es lo que la alumna desestima en la manera expositiva de Spitzer: Demostrar por mostrar. El texto, merced a que sobre un punto del mismo se aplica una corriente galvánica vivificadora, comienza a moverse frente a nuestros ojos. Todo depende de la pericia de nuestro crítico, pero el texto muestra felinamente sus movimientos más sutiles. Nos entusiasma a una nueva lectura, y no a una relectura. Nos entusiasma a desplegar una sensibilidad que perfecciona su ámbito y su naturaleza, y que se ve urgida de una nueva oportunidad (o tan sólo una oportunidad cuando no se ha leído aún la obra que el ensayo aborda.)