Ciertas impresiones, tal vez un tanto a vuelo pluma, sobre la famosa novela de Milan Kundera, valorando en principio, su particular sencillez, la linealidad de sus temas. Releyendo "La insoportable levedad del ser", se hace notable la existencia del autor, la subexistencia de las creaturas, casi esquemáticas, apenas esbozadas en dos o tres imágenes. Como si el autor tuviese en sus manos una escultura, una osatura de directrices de tramas individuales, y cada movimiento de retroceso, avance, suspensión narrativa sirviese a los fines de una exposición casi filosófica (o más bien, semiológica a la manera de Barthes.)
Es decir, Kundera escribe: Tomás nace de una escena contemplativa, Teresa de un ruido en la panza, Sabina de la imagen de una mujer en ropa interior con un sombrero bombin mirándose desde un espejo, etc... Las descripciones son las mínimas indispensables, los diálogos casi triviales, cotidianos y ovillados de silencios. Una elegante teorización a través de personajes casi transparentes.
La irrupción del autor, contemplativo, sereno, como quien lee viejas cartas de amor, hace que sus meditaciones sean más importantes que la trama, puesto que nos muestra la osamenta en el lugar que quiere (el tiempo cronotópico de la novela reducida a la dimensión de espacio); tanto es así, que hace montajes de párrafos a los que vuelve a retornar como si fuesen los pivotes de una artificio mecánico y móvil. Esto produce que el lector no pueda leer desde la "interioridad" de las vidas de Tomás y Teresa; escucha al autor, y mata en definitiva esas subexistencias de golems. (Pero acaso sea esto lo que desdibuja a los personajes convertidos en croquis: el que hayan muerto. Acaso Sabina, quien sobrevive, sea la única con derecho a contemporaneidad y coexistencia con el autor. O bien se afirma como existencia o, teniendo en mente una balanza o los vasos comunicantes, arrastra al autor a la no existencia de una substancia creada literariamente: sólo palabras.)
2 comentarios:
Es un genio Kundera, la sutileza con que describe filosofias tan profundas del entendimiento hacen que uno tiemble al leer sus palabras.
Ciao
Me alegra tu entusiasmo, pappardella. Kundera es una autor muy interesante cuando uno aprecia sus estructuras narrativas, en gan parte, derivado de su formación musical. El pentagrama puede ser un mundo sólido donde se alternan temas y pasajes, pero bajo el pulso necesario del compás que le da aire y consistencia. Uno aprende más apreciando sus libros que "El arte de la novela", y está bien que sea así.
Ciao
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