Cuando uno lee los cuentos de Silvina Ocampo (principalmente los primeros), en ellos nos inquieta y/o exaspera la acumulación de detalles insignificantes como si fuesen signos oscuros, exaspera la crueldad que anuncia otra crueldad, el cambio brusco en el flujo narrativo. Pero esa suma de efectos, que nos devuelve a un mundo de lógica desaprehendida, es sólo posible a partir de la conformación de un lenguaje hilado con los objetos que pertenecen ese mundo.
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1 comentario:
Además de los relatos que comentan en el artículo, me gusta especialmente un cuento que se llama "El mal".
Una gran escritora.
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