De noche, la sombra de los árboles es de las parejas.
En la mañana, cuando los árboles han recogido su sombra encubridora, en mi vereda encuentro una pareja todavía entrelazada.
Con discreción, para advertirles que ahora serán vistos por todos, toco el hombro de él. Caen los dos al suelo y no se mueven.
Mientras busco un teléfono para llamar a la policía, me pregunto ansiosamente si ha sido un suicidio de amor o si soy yo quien los ha matado.
Cuentos Claros, Antonio Di Benedetto
3 comentarios:
antonio es el veradadero capo mafia!
Creo que todo el mundo nos vio cuando el maldito otoño nos tocó el hombro.
El acertijo de ese perfecto amasijo de abrazos naranjas, pestañeos torpes, y tactos húmedos fue resuelto. Ahora sólo queda el corazón entre los huesos, sin acertijos que latir.
Me pregunto, paula, si lo decís por sus fotografías en los últimos años. Igualmente, no me vas a responder, ¿no?
Usuario anónimo, interesante texto, que parece un acertijo. Pero mayor acertijo es tu nombre, si bien me parece reconocer el estilo. Me gustaría que lo firmes con tu nombre (aunque sea el de pila.) La próxima, ¿no?
Saludos.-
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