jueves, septiembre 15

Descripción lepideptorológica de una nínfula



"Tampoco ella es la niña frágil de una novela femenina. Lo que me enloquece es la naturaleza ambigua de esta nínfula -—de cada nínfula quizá—; esa mezcla que percibo en mi Lolita de tierna y soñadora puerilidad, con la especie de vulgaridad descarada que emana de las chatas caras bonitas en anuncios y revistas, el confuso rosado de las criadas adolescentes del viejo mundo (con su olor a sudor y margaritas arrugadas.) Y todo ello mezclado, nuevamente con la inmaculada, exquisita ternura que rezuma del almizcle y el barro, de la mugre y la muerte, oh Dios, oh Dios."

¿Por qué se enamora Humbert Humbert de la vulgaridad de Lolita? ¿Qué es lo que viborea incesantemente en la imagen núbil de Lolita? ¿Qué atributos y condiciones permiten la aparición (súbito hechizo) de una criatura como las nínfulas, allí donde concurre la novedad —la vivacidad de lo joven— y la antigüedad —la continua evasión de un gesto de malicia ancestral—; la vulgaridad en los gustos y en las actitudes (lo provocador), la armonía y altura de los movimientos más delicados? Humbert Humbert es como un refinado degustador de vinos: han sido necesarios años de contemplación y secretas persecuciones, de haber entrenado a los sentidos a desplegarse de la manera más favorable para captar todos los grades de esas apariciones excitantes. Sólo el príncipe, puede disfrutar bajo el disfraz de un campesino, el sentirse ágil buzo en un ambiente vulgar, seguro en su refugio "Real". Un gran observador, pero también un hechizado (un Cazador Encantado.) Por otra parte podemos imaginar que, el campesino disfrazado de príncipe se ve anodadado por lo que no llega a controlar: los gestos, el squeptron. Tampoco es hechizado, sino abrumado. Porque tras el supuesto hechizo aguarda el mecanismo del engaño: sólo harapos, pobreza, desesperación, barro, nada. El hechizo está en aquello que se transfigura evanescentemente, siempre aproximándose, nunca estridente ni definitivo (como tal vez, lo quisiese el campesino), siempre volátil.

La figura de la nínfula, es la figura de la potencialidad. Tiene, asimismo, como atributo la efimeridad de la rosa (la flor se marchitará luego de ser regalada, pero en el gesto sobrevivirá todo su fuego.) Tiene una duración acotada, una malicia concentrada; y este gesto arrebatador, hace de una persona contemplativa y melancólica, su víctima perpetua.

¿Pero cómo describir esta potencialidad, esta flor a punto de florecer, y a la vez, contradictoriamente, en vertiginoso marchitar?

Pienso una aproximación: un Cubo es la superposición de infinitos Planos de espesor nulo. Con esta premisa, cuando quiera decir "Plano", diré en cambio: "un Cubo de espesor nulo." El cubo se afantasma: sólo veo su sombra, rectangular y habitable. Una nínfula es una mujer de formas leves (una mujer de curvas nulas), integrada de infinitos pliegues de niñas entrevistas. Esta entidad vaporosa, cúmulo indiscernible de posibles, de superficies erizadas y crecientes, son la movilidad constante. Necesita de lo bajo y lo pueril, para formar esa sombra rectangular que despliegue el fantasma. Tras el gesto infantil de una niña tomando un helado (no cualquier niña, obviamente), centellea un efímero brillo de malicia en sus ojos, para afantasmar un súcubo. Es una súbita construcción, únicamente posible en el punto convergente del deseo: "Lo que había poseído frenéticamente, cobijándolo en mi regazo, empotrándolo, no era ella misma, sino mi propia creación, otra Lolita fantástica, acaso más real que Lolita. Una Lolita que flotaba entre ella y yo, sin voluntad ni conciencia, sin vida propia."



[La formación científica de Vladimir Nabokov a través de la Lepideptorología, derivada de su afición por la caza y la descripción de las mariposas, impregna la forma en que Humbert Humbert focaliza y acecha esa criatura entre las "criaturas", y que por lo tanto separa y da nombre genérico, haciéndola suya. Dos clases de mariposa llevan hoy el nombre de Nabokov en los catálogos lepideptorológicos del mundo, puesto que él las describió por primera vez (ej.: lysandra cormion nabokov.) Quién lea con atención y estremecimientos espinales la gran obra del escritor ruso, no se sorprenderá que estas maripositas no sean las fulgurantes y oceladas criaturas que podríamos imaginar en primera instancia, capturadas por la red de un poeta (¿una trampa de primera lectura, como las que siempre propicia VN en sus novelas?)
Sólo son dos pequeñas y pálidas, vibrátiles y efímeras, vulgares y ninfúlicas maripositas nabokovianas.]

12 comentarios:

Bardamu dijo...

Interesante punto de vista. Muchas gracias.
Tenia entendido (he leído por algún lugar) que las especies de mariposas que Nabokov descubrió mientras trabajaba en el Museo de Zoología de Harvard, eran la Cylargus Nabokov y la Eupithecia Nabokov.
Pero en cosas como esas nunca se puede estar seguro.
Saludos

Miguel P. Soler dijo...

Es cierto, nunca se puede estar del todo seguro respecto a los nombres latinos en los catálogos de los zoólogos. Igualmente voy a consultar el volumen de la Biografía de VN de Boyd, por las dudas.
Gracias a vos por tu visita (por mi parte, luego voy a chusmear bien tu espacio, al que veo múltiplemente literario.)

Saludos.-

Anónimo dijo...

Las nimfulas,lolitas o para mi chibolas perturvadoras estan de moda mas q nunca,por su belleza,culito,sensualidad y coqueterias,muy superiores a las sensualidades plasticas,tetas siliconadas y seños fruncidos de las mujeres adultas,absolutamente predesibles y aburridas....pero las lolitas...son otra cosa!
que vivan estas ricuritas!!!!!

Anónimo dijo...

La vez pasada vi en la av.Abancay una chica como de 11 años con su mama,era una cholita presiosa una ninfula sin duda,traia un polito muy corto y un pantalon pescador a la cadera-bueno a la cadera es un decir-por q de atras lo tenia tan bajo q se le veia buena parte de la raya del culo y sus nalgas eran preciosas,cuando subio al micro le agarre el culo como quize y no decia nada solo lo paraba mas.Estas chicas son un ejemplo de sensualidad y atrevimiento q las cojudas mujeres adultas pierden cada dia.

Anónimo dijo...

Las nínfulas existen en tanto que buscamos recuperar la inocencia poseyendolas (o imaginando poseerlas) Es la curación por la corrupción de lo inmaculado. Una meta imposible, un ansia que de verse satisfecha, tan sólo nos ha de comportar una mayor necesidad...

Anónimo dijo...

Lolita es mi idolo. Tengo 13 años y tal vez no sea una ninfula, pero hombres mayores aprovechan mi curiosidad. Pero Lolita aprovecha de la obsesion de Humbert. A veces no se que pensar.

Anónimo dijo...

Creo que Nabokov no es sólo "Lolita" su obra.Puede que se vea mejor retratado en su personaje que en Humbert Humbert, sin embargo, porque si mal no recuerdo,¿no fue abusado sexualmente? En "Habla,memoria",¿no habla de perderse en un retrato, del mismo modo en que Lolita parecía perderse en sus revistas? "Invitado a una decapitación" es una muestra más verídica de su trabajo.Allí podemos ver que el autor se siente más víctima que victimario.En todo caso, es un juego interesante de presenciar.

Anónimo dijo...

es un placer leerte, quiero decir, que me encanta la forma en que te expresas

quiero ser tu amigo para siempre

Anónimo dijo...

Oh, nínfulas. Niñas del Bien y del Mal, de Dios y el Demonio; ustedes que tienen, como todo, una dualidad. Niñas agraciadas y desgraciadas que con su existencia hacen del mundo un lugar mejor o más lúgubre e inhospito. La mayoría de los hombres las adoran, nínfulas, pero no saben que en su dualidad, existen las que no son malvadas, esas que no viven para su propia vanidad.

Desde que una niña de cuatro años puede rechazar a un hombre con una mirada de desconfianza, desde los cuatro años, HE DICHO, 4 años, son unas malditas. Por el contrario, las niñas que saben que están para hacer el bien. Que saben, instintivamente, que su misión, aquí en la Tierra, es ayudar al Hombre, a esos hombres que han caído en un vacío existencial, a seguir su camino, a recuperar la fe en Dios (la vida); niñas hermosas desde los cuatro años hasta los 12 (el fin de su estado natural como nínfulas) que, con una mirada y una sonrisa, enternecen y vulneran a los hombres más recios; niñas que se acercan mansamente para caer en los brazos masculinos de alguien atormentado, necesitado de amor, de compasión… niñas interesadas en el aprendizaje intelectual, que no reprimen su sexualidad, que se dejan llevar por el romance del momento, a tan corta edad; esas son el camino a la Redención de nosotros, los hombres. Nínfulas del Bien que se complementan con los que sienten amor por las niñas. Porque una niña es una nínfula y una redentorcita a la vez, y sólo ella decide qué es lo que desea ser. Oh, redentorcitas, ¿dónde están? El mundo sufre, los hombres temerosos de Dios (la vida), esos que desean una simple compañía que alivie su enfermo y solitario corazón, sufren, sin ustedes…

Anónimo dijo...

No hay comentario más exacto que el que ha dicho el camarada anónimo de las Nínfulas y Redentorcitas.

Anónimo dijo...

Esto me ha parecido una poética e interesante oda a la pedofilia.

Cuídese, amigo.

Ellie dijo...

Solo digo, que al leer ciertos comentarios, me he dado cuenta de la fascinación por lo prohibía, y que no soy la única con curiosidad, que manera tan poética de decir que te gusta lo prohibído, como, las niñas.