Quería dormir el pequeño Miguel (8 años)
cubierto en su cama tibieza
(el sabor de la cena, el fruto que sueña)
gatos pretenden suspiros, y una luna gibosa
(otro lugar donde dormir es oculto)
ya cantan los grillos y un tren en cercano rumor
el ojo profundo que hiere la noche.
El Lobo acecha en los ruidos
"¡y todos dormidos!"
una isla, un náufrago, una historia
que vale lo que una moneda
en el fondo en el medio del Mal.
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