lunes, noviembre 7

"El Cielo Protector" de Bowles en tres capas

21 de Enero de 2002
"1.- Te cuento que estoy leyendo el libro que me recomendaste y me esta gustando. Te hago una preguntita: Kit (la chica) y Port son novios, pareja o algo así porque no me queda muy claro.

Realmente, parece ser una relación muy rara, ¿no?

Lo cierto es que la novela no lo dice, pero creo que es una relación muy semejante a la que tenía el autor con su esposa: compañeros, esposos inseparables, pero con camas separadas. Más bien, Port parece un hombre cada vez más distante, en pos de un espejismo que no sabe o no sabemos precisar. En cambio, Kit, siempre presa de signos adversos y premonitorios, no se atreve a dar un paso en falso, más prendida de los hechos físicos que de los espirituales. Ciertamente, es una relación antigua y ambigua, con un pibe-gancho (Turner) que media entre los dos, como si no los molestase (¿o sí?) Él con la vista más allá y Ella con la vista más acá: conforman un juego de afectos y rechazos que bien se puede asemejar a una nebulosa. Esa es una de la razones que atraen de la literatura, la dificultad de precisar una figura ¿Esto que está pasando, es balet, es juego, es vida?

Hay que seguir internándose en ese espejismo . . .



08 de Febrero de 2002
"2.- Cómo puede ser???? Port se murió así nomás, de golpe. Para qué lo hicieron agonizar si no iba a sobrevivir????
El autor es un cretino; Kit, no tiene alma, y Turner es un inservible.


La muerte de Port, parece quebrar la orientación de la novela. ¿Porque esa agonía tan prolongada, tan cargada de ausencia y progresiva lejanía? Si uno piensa que Port, en su continua búsqueda a ciegas de algo indefinible que le urge en su interior (como el reloj despertador de mi mesita de luz, que ante el avance nocturno de sus manecillas, no sabe pero se precipita hacia la marca que lo haga sonar a las 6:00 AM), no puede dejar de avanzar, es claro que cuando lo postra la enfermedad, su delirio en la agonía debe seguir abriendo espacio, hachando maleza. Y la búsqueda debe ser a su forma, esforzada y peligrosa, como el capitán de una frágil embarcación que, decidido, embate las olas monstruosas. Port no es turista; esto es lo que siempre quiere afirmarse en él. Si fuese turista, a la primera incomodidad, respondería que no compra, que es caro. En esa zona limítrofe con la muerte, su delirio reproduce un espacio infernal en el que se debate, y piensa que avanza cuando en lo real, postrado, Kit lo mira debatirse impotente. Ese cielo protector, que encerraba todo su incesante deambular en busca de algo que le urge encontrar dentro, con su último suspiro, se abre (cáscara de huevo) y en su desprotección, ese "algo" parece darle bienvenida desde afuera (¡ojo, no es una aproximación mística o religiosa! Ese algo no está definido, y no se sabe si es bueno o si es malo.)

Y ahora, Kit empieza a escapar sin destino definido. Parece cegada por un espejismo que puede ser el mismo que Port, pero asumiendo otra forma, otro envite.



15 de Febrero de 2002
"3.- La última parte (El Cielo) me reconcilió con Kit, y fue la parte que más me gustó del libro. Creo que es una profunda fantasía de cualquier persona liberarse de su mente y actuar casi por instinto.
El libro me gusto mucho, te agradezco tu recomendación. Sin embargo la última página, es más, el último párrafo me dejó un poco desconcertada, es decir, no entendí nada: ¿Kit se volvió a escapar o es qué todo ese viaje pasó únicamente en su mente?


Kit, se escapa de nuevo. Es una eterna fugitiva, tras el espejismo que le tiende el instinto. No podía ser de otra forma; y para mí, es el final perfecto de la novela. Es tal vez confuso, porque el lector, después de tanto derivar por paisajes acompañando, primero a Port y luego a Kit; en la última línea, la pierde a ella de vista entre la multitud, y queda uno frente a ese cerco que es el punto final de la novela.

Hace años yo hubiera ido tras de Kit, porque es para mí un espejismo enigmático, aún sabiendo que al no ser mía, sino de quien se atravesase en su sonambúlico camino, sufriría constantemente. Si recordás, te dije que antes se lo recomendé a una chica. Esa chica fue mí Kit, años antes de que se lo recomendara. Si había un mensaje en ello, yo no lo sabía, pero había tal vez una intención de comunicar algo que la realidad nos había dado para el resto de nuestras vidas. Y si en su "me gusto" hubo una contestación a eso que quería decirle, tampoco sabría precisarlo. Es un frágil espejismo, un cuento que como una coda, traslada la novela consigo.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Estimado Miguel.
Coincido muchísimo en tu visión de la novela (The sheltering sky) de Paul Bowles. Debo confesarte que leí el libro hace años (en 1999) y hasta tuve que realizar una pequeña tesina sobre él.
Te leo y vuelvo a preguntarme: ¿por qué agoniza si morirá de todos modos? Creo que Bowles fue cruel en ese aspecto. O tal vez estaba un poco tocame un vals, esa relación que tenía con su esposa. ¿Esposa? En fin.

Saludos