viernes, abril 28

Dos fugas

1.

Paula Pampin tiene una doble vida. Cuando no está en los claustros, está en la Feria del Libro con su blog Crónicas Inútiles, que es como el backstage de ese infierno tan temido y ansiado. Escribí mis impresiones en un post que podrán leer haciendo un simple click en: Un infierno encantador.

2.

Paul Valery dejó de lado unos papeles o fragmentos que hubieran integrado su "Monsieur Teste", ese famoso librito de confección admirable y despareja. Por medios de transmisión o transmigración ignotas, uno de esos capitulillos fue a traspapelarse entre mis cuadernos. Hoy lo publico en Kaputt, haciendo un simple click en: Monsieur Teste o el cazador de sí mismo.

Buen fin de semana largo a todos.-

martes, abril 25

Tanger o la búsqueda incesante



Lograr precisar una ciudad como Tánger exige de mí cierta capacidad de dar nitidez a algo que aún se está construyendo y gestando en mi búsqueda. Un comienzo: es una ciudad que demanda la búsqueda, que no se encuentra al dar la vuelta a la manzana, y cuyos minaretes siempre se desdibujan en el horizonte, nunca accedemos a su centro. Uno siente como Jane Bowles que el movimiento cesará en cuanto seamos Tánger. Su impenetrabilidad (percibido a partir de la impenetrabilidad de los marroquíes) nos incita a la escritura o al constante deambular en el silencio.
No es que Tánger sea la ciudad buscada o ansiada, sino más bien, que es la masilla con la cual se puede modelar un espacio imaginario, allí donde nuestros más íntimos personajes viven y se consumen en los encuentros y desencuentros que gobierna la lógica del sueño. Intuyo que el hechizo que obra ese espacio y el hechizo del sueño son semejantes: el lugar imposeído, en el cual no dejamos de ser extranjeros, el visitar el interior de los textos. La magia no es de quién la habita, sino de quién la visita.

El desierto es como un laberinto móvil: no sirven las huellas, todo zozobra, es imposible la marcación (sólo el cielo da paz, da la marca del sol.)

Juan José Saer en su cuento Discusión sobre el término Zona, tratando de hallar una frontera, un límite entre la pampa gringa y la costa que da al río, llega a la conclusión de que tal límite es imposible: el último lugar de la pampa es el primer lugar de la costa, y el último lugar de la costa es el primer lugar de la pampa. De esta manera, define el término Zona, que es el lugar de su escritura. Análogamente, Tánger pertenece al Sahara y el Sahara a Tánger. La continua movilidad de las arenas dibuja y desdibuja la ciudad y su entorno, pertenece al encanto de un presente estanco, nunca se termina de vagar, de recorrer su cause circular.

"(...)el pulso profético del mundo como un sueño que se extiende desde el pasado hasta el futuro, una frontera entre el sueño y la realidad", la define William Burroughs y agrega: "como visitar el sueño de otro."

A tal punto la ciudad pertenece al sueño de otro, que Jane Bowles en su afán por entender las leyes que la gobiernan, teme pronunciar una palabra equivocada, que bien podría ser trivial en su mundo.

Burroughs, otro escritor boyante en Tanger, en un momento se torna invisible, inadvertido gracias a una técnica propia de guardarse de la mirada de los demás, un viejo poder traído de las mil y una noches.

Me embruja en la lectura de El Cielo Protector, de Paul Bowles, la belleza de los oasis textuales que destaca en el desarrollo de su novela de médanos. Son para mí tres: la historia del Té en el Sahara, la contemplación del cielo protector y por último, el baño nocturno de Kit (invisibilidad.)

Kit es el personaje que en primera instancia vive pendiente de los presagios, siempre un tanto antes de la acción, siempre presa del tiempo. A partir de aquella escena del baño en una cisterna a la intemperie, cuando la ciudad duerme, todo cambia, cambia su percepción, siente su cuerpo, llega al presente ubicuo. El no pensar, el dejar fluirse por las cosas, la abolición del tiempo, la movilidad de las arenas (los oasis de amor con Belqassim, en el desierto de la posesión por el letargo o por el otro acompañante no deseado.) Todo resbala por su piel: los acontecimientos, las horas, la arena. Kit es una posesa, el arquetipo del vagar como un flaneaur.

El cielo protector es esa capa de espesor nulo, que divide el infinito y el presente, homogéneo, ininterrumpido, sin fisuras y sin oasis.

Por otro lado, el Tánger de Truman Capote, cuyas delicias son la convivencia con personajes irreales como también con sus historias en el escenario de un lugar hechizado, me hace traer desde un texto de Chesterton, ese otro esbozo preciado de la ciudad onírica, campo de exploración de la escritura: Saffron Park (El Hombre que fue Jueves.)

jueves, abril 20

Pluma

En la penumbra de los claustros, la amarillenta mano de un plumífero del siglo XIV, hilvana palabras de una ingeniosa trama de vicisitudes ficcionales. Corre en la tinta el lenguaje de los manuscritos. De este lado, un tanto más luminoso, la lectura del escrito casi frágil, casi fósil. Pluma. Invertir el proceso. Desandar la línea manuscrita, trazar con pausa, con aliento sostenido una fineza. Traer de la invisibilidad del tiempo, el aleteo de una mano, los rastros del rostro, la figura meditativa, la penumbra. . .

viernes, abril 14

El Evangelio según Barrabás

Para Kaputt

Estas notas, son aproximaciones cautelosas, casi fragmentarias en torno a este viernes santo, tal vez porque la doble advertencia de abstenerme del consumo de carne, presidencial y materna, me conduce inmediatamente a la reflexión y a la introspección (como un cerrojo con dos vueltas de llave.)

Asimismo al respecto, este año es complejo: se ha exhumado y descifrado un texto que llaman “El Evangelio según Judas”, descubrimiento que el Nacional Geographics (“naa-chiio”, para quién lo ve por tv-cable), despliega de hipótesis y vacilaciones, como si estos restos de letras folisilizadas, pudiesen agruparse en un puzzle paisajístico de piezas contadas. El documental orquesta testimonios y opiniones: repliegue de los ortodoxos, avance de los místicos y los new age. El texto parece ser de los primeros años del cristianismo, aunque posterior a los cuatro Evangelios oficiales, es decir, los de Mateos, Marcos, Lucas y Juan, y no creo que sorprenda a los que leyeron a Jorge Luis Borges, y a De Quincey (su precursor), puesto que este evangelio vendría a revindicar el papel de Judas en el plan divino. Así como a veces la ciencia ficción anticipa los productos y los hechos del futuro, las “Tres Versiones de Judas” de Borges, han anticipado la aparición de estas hojas que viajaron a través de casi dos milenios. Sin embargo, el evangelio de Judas, calla cuando éste muere. No hay resurrección de Cristo en él, no están las lágrimas de Magdalena, ni el santo sudario, ni la incredulidad de Tomás, ni la triple negación de Pedro. Esto limita el alcance de dicho descubrimiento. La muerte de Jesús es como un punto de inflexión en la historia de los testimonios y las interpretaciones de las escrituras, además de haberse transformado en el punto cero del cronotopo de nuestro calendario cultural. Sin ir más lejos, las PC laten con sus relojitos cronometrados en ese punto de inflexión. Y si bien podemos hablar de convencionalismos, de la cultura occidental, de siglos de dominación del cristianismo en sus múltiples versiones y estrategias de captación, no deja de ser menos que curioso, que cada tanto queramos releer, reinterpretar, recontar esa historia mínima y sugestiva de un hombre llamado Jesús.

Ahí están en mi biblioteca, por lo menos dos: “El Evangelio según Jesucristo”, del escritor portugués José Saramago; y “El Evangelio según Van Hutten”, de Abelardo Castillo. Dos perspectivas diferentes de novelar la misma historia: directa y sincrónica en la primera, de manera indirecta y en los tiempos actuales, la segunda. Ambas, tratando de captar el emergente humano de las palabras, lejos de los milagros y atentos a la dimensión pragmática de los hechos cotidianos. Hasta Dostoievski quiso escribir, al final de su vida, una vida de Jesús.

La lista es muy curiosa. Fuera de los evangelios apócrifos de todas las épocas y grados heréticos, están las novelas de fin del segundo milenio: “El Evangelio según el Hijo” de Norman Mailer, la más reciente “El Evangelio según Pilatos”, de Eric-Emmanuel Schmitt, “El Evangelio según Da Vinci”, de Dan Brown. ¿Cuántas más se irán ordenando como soldaditos de plomo, una tras otra, a medida que se alejan cada vez más del punto 0?

Son como un nuevo género literario, como la novela epistolar o la novela histórica o el non fiction. El Evangelio según X. Como una consigna de trabajo de taller literario, podríamos elaborar o esbozar una novela según la perspectiva de alguno de los que tuvieron contacto con Jesús, o bien de los investigadores que tras su rastro, pudieran establecer un nuevo puzzle esclarecedor, que afectará nuestra forma de percibir la realidad.

Pienso en un “Evangelio según María Magdalena”, que acaso una mujer escriba con mayor comprensión y dimensión humana. Un evangelio según los ladrones que agonizan junto a Jesús, en un diálogo entrecortado bajo un cielo plomizo a punto de rasgarse. Las historias posibles y la ya escritas, se multiplican como el pan, y cada trozo sabe distinto y siempre a poco. Como en esas series de números convergentes que nunca llegan a la unidad, jamás tendremos la historia absoluta. ¿No es sugestivo, que siendo una historia de testimonios, los apuntes escolares de unos azorados discípulos, en definitiva una historia oral, no haya tenido Jesús su Platón como lo tuvo Sócrates? Un texto definitivo, no un compendio de textos posteriores, algunos acallados, otros reinterpretados una y otra vez. Siempre intentando desmalezar hasta ahí, hasta el monte de los olivos.

Una de las preguntas más esgrimidas contra la filiación de Jesús es: ¿Por qué teniendo el poder de hacer milagros, no se salva a sí mismo? Los creyentes siempre contestan que se sacrificó para salvarnos. Pero al primero que salva, sin embargo, es a Barrabás; ya que la condena de Jesús, a pedido del pueblo y por disposición de Pilates, implica el indulto del criminal. Siendo, entonces, Barrabás el primero de todos (y siguiendo con mi desarrollo lógico), entiendo que sólo habría que escribir “El Evangelio según Barrabás” y éste, en definitiva, podría ser el evangelio más fiel y más antiguo.

jueves, abril 13

Un post invisible

Por problemas técnicos, mi nuevo ámbito colectivo Kaputt, ha quedado congelado momentáneamente en el día miércoles (¿tendrá algo que ver la semana santa o es mi reciente incorporación?)

Hoy le tocaba a Daniela Gutiérrez, cuyo texto dedicado a las artes culinarias de gourmets seductores, puede leerse haciendo click en:Hummm....

miércoles, abril 12

Nunca acabará el lamento callado, ni el marchitarse de la flor marchita

El verso es de T. S. Eliot, y está extraído de su poemario "Four Quartets". Mi presente escrito que se inspira en esa luminosa línea, es como una coda, un tanto arbitraria, de mi post del viernes pasado en Kaputt.

Según Henri Bergson, la Duración sería un dato inmediato de la conciencia; es decir, que un objeto toma realidad en la medida que da cuenta del tiempo de su caducidad. De la forma que lo entiendo yo, podría ejemplificarlo (y para divertirme) así: regalo una rosa a mi amada; en un pétalo lleva inscripto el día de su vencimiento (como un replicante de Dick), y toda vinculación al hecho de haber nacido (nacido de alguna manera para ella, nacido a su mirada en el instante que descubro mi intención) se desvanece. Como no existe el instante (para la teoría de Bergson), no existe el poder instantáneo de fascinación; le regalo una flor marchitándose (no la flor viva), un amor desenamorándose. Largo tiempo después de que termine nuestra relación, ella abrirá el poemario de Eliot, y entre sus páginas, descubrirán esta flor marchita marchitándose. Es curioso cómo el poema II de "The Dry Salvages", consiguiente al verso del poema comentado, Eliot comienza a preguntándose si es posible que este marchitar de la flor marchita acabe; y que más adelante aún, lo niegue, evidenciando su desaliento, y demostrando de algún modo, que es causa de nuestra percepción melancólica, volcada al pasado.

Por lo tanto, sólo se podrá recuperar esa rosa ofrendada, en la intensidad del instante: dejando a la irrealidad, los despojos de su duración (la melancolía abolida.) Eliot parece decir, que si nos permitiéramos este cambio de óptica, la Eternidad sería posible.

No sería entonces, que ella hace tiempo habría recibido una flor ahora marchita, porque yo la amaba, sino que ella, aquella vez (ese instante real, lejano como un pecio en el mar del tiempo), recibe una flor porque yo la amo.

lunes, abril 10

Anuncios extradurales

1
La revista pdf-ila "Hermano Cerdo N°2", ya está disponible para quien quiera suscribirse a ella (enviando un mail a mauriciosalvador@gmail.com), o bien, haciendo click en: Hermano Cerdo N°2. En este número, encontrarán un muy buen cuento de Sherman Alexie, escritor indoamericano, en exclusiva traducción de Mauricio Salvador. Comienza y termina en el mismo punto, como un círculo vicioso en expansión; pero en el medio queda enlazado: la deriva de las pequeñas comunidades indias, su marginalia y su optmística, la melancolía y el buen humor, la ebriedad y la lucidez. También encontrarán, palabras para cuentistas cachorros de uno de los escritores top norteamericanos, Saul Bellow, fallecido el año pasado (concejos mil veces escuchados, pero la gracia está en el estilo del concejero). Cuentos, Crónicas y una nueva sección de Misceláneas para textos inclasificables.
Me da gusto colaborar, aunque muy tangencialmente, en este emprendimiento panamericano de generosa gratuidad (lo digo, por sus traducciones corajudas).

2
Desde la semana pasada, colaboraré todos los viernes en Kaputt, un lugar de la weblog que valoro por su polifonía y su estructura dinámica. Yo que lo leí nacer, extraño en él, la participación de Vignoli y ahora, también, de Genovese y de Massei. Independientemente de que haya gente que les guste o no sus intervenciones, de que a veces yo esté o no de acuerdo con sus perspectivas, sus textos provocan tensiones que no suelen pasar desapercibidas y que me parece, es lo más interesante de los blogs: la interacción, la comunicación.
De modo que ahí estaré, con Paula, Daniela, Jorge, Guillermo y Edgardo (y Daniel, en el back, por supuesto).
Este último viernes pasado, arranqué con La Rosa de Fizgerald, post que conlleva una consigna implícita, y que me hubiera gustado que alguien escribiera sobre ella, en uno u otro rol: ¿Cuántas veces hemos construido estructuras maravillosamente excesivas para atraer o seducir a quien amamos o deseamos?

Gracias por su amable atención.-

miércoles, abril 5

Brevario de amotinados 6

Nicolai vio de repente ante sí a un conocido que había muerto. Durante todo el día. Los días siguientes, vio a otras personas, conocidas y desconocidas. En gran parte, gente en la no había pensado durante años. No podía provocar esas apariciones voluntariamente. Si cerraba firmemente los ojos, desaparecían. Esas personas se relacionaban entre sí como si él no estuviera presente (“era tal como en la realidad, una era un poco más grande, otra más pequeña y tenían también diferentes coloraciones en las partes visibles del cuerpo, en el rostro, las manos y los brazos, y con ropas de todos los colores, tal vez más desvaídos que en los objetos reales”). Al cabo de cuatro semanas ya hablaban entre sí y le dirigían la palabra a Nicolai. En cierta ocasión en que le aplicaron sanguijuelas, la habitación se lleno de personas que pululaban, de mujeres y niños moviéndose rápidamente. Hacia el atardecer, los movimientos fueron haciéndose más lentos. Más tarde, los colores palidecen hasta hacerse blancos. Los contornos perdieron precisión y se desvanecieron en el aire. Durante un rato todavía pudo distinguir fragmentos de algunos de ellos.

Autobiografía de F. Nicolai, ed. por Löwe en Bildnisse Jetztlebender Berliner Gelehrten, 1799, vol. III, p. 3

Un aporte de Robert Musil

lunes, abril 3

"Nuevo Ensayo Dantesco" en Kaputt

En el generoso espacio dominical de Kaputt, encontrarán mi nueva colaboración: un ensayito analítico sobre el argumento de una película policial perturbadora y consistente, y que sirve para pensar ese género metódico, lógico y literario que suele ser el de los asesinos seriales. El texto comienza así:

"Me fascina “Seven” (aquí traducida como “Pecados Capitales”). Ese precioso cruce argumental entre novela negra y novela inglesa, girando entorno a la Literatura y a la Escritura. Gravita con sostenida influencia: Dante y Doré, “Los Cuentos de Canterbury”, Milton y los paraísos perdidos, dándole a la película un espesor humano de brillo antiguo, que trasciende lo grotesco y el espanto, hacia una zona reflexiva de indecible tristeza.

Los colores priman en lo oscuro, la lluvia persiste en el aire. El desarrollo se acomoda al movimiento persecutorio de los hechos a través del pensamiento y el sentido que se eriza por torturas entrevistas. Pero es la mente, la que articula los mayores terrores. La mecánica lógica de los crímenes, en “Seven”, que llega a enlazar sorpresivamente al detective (víctima y victimario), es lo que más me atrae del thriller. No es un final dinámico (no hay persecución final, aunque la tensión sea casi insoportable), es el final estático de las novelas-acertijo de los policiales ingleses."


Continúa en el polifónico Kapput, haciendo click en: Nuevo Ensayo Dantesco