domingo, enero 17

Breviario de Amotinados 15

El Caballero tuvo una sensación extraña al mirar el lago. Le parecía que si le echaba una piedra iba a hablar, decir algo, revelar un secreto.
"Pero me daría miedo". Y comenzó a imaginar qué habría del otro lado: ¿más jardines, otrosdioses? Mil lánguidas fantasías desfilaron por su mente. El lago adoptaba formas fantásticas, crecía veinte veces de tamaño, se reducía a una miniatura, sin perder nunca su calma mortal. Al crecer el agua el Caballero sentía mucho temor, pues se imaginaba el tamaño inmenso de las ranas, sus grandes ojos y sus monstruosas patas. Pero al decrecer el agua se reía pensando qué diminutas se habrían puesto; imaginaba sus patas, más finas que si fueran arañas, y su croar disminuido que ya nó podría oirse. Quizá nu fuera más que un lago pintado, como los del teatro. Era un lago maravilloso, y le habría gustado bañarse en él. Pero estaba seguro de que se hubiera ahogado.
Aubrey Beardsley, Bajo el Monte