martes, junio 27

Opsai en campo germánico


Como muchos, vengo mirando y sufriendo el Mundial. Paso parte de los fines de semana, echado en el sillón y atento a ese despliegue de trayectorias y coloridas camisetas, y cuando decae o está un poco "para atrás", entreleo un libro para suspenderlo ante un gol sorpresivo o un avance peligroso que enreda mi atención. No soy bueno para relatar partidos ni jugadas (y bastante durango como jugador), pero como todo argentino, soy un crítico pasional del juego, con mis preferencias y mis grandes desaciertos. Omar Genovese me invitó a participar con un post en su blog munidalista Crónicas Germanas, donde varios de los muchachos bloggers que conozco y leo, han afilado ingeniosos y apasionados textos. Yo me sumo hoy, con estas reflexiones que están a centímetros de quedar en opsai, teñidas por mi perspectiva personal que conjuga mis dos aficiones, y con la irrupción de algunas flashes de los partidos a la fecha. Aún, para quien no guste del fútbol, traté de reflejar en mi texto el mismo estremecimiento estético y mental que siento al leer una buena novela (no sé porque se me aparece el ectoplasma de Nabokov vestido de arquero del Club Deportivo Ruso, en 1932, en el mismísimo Berlin donde jugaremos el viernes contra Alemania.)

Mi post comienza así:
"El fútbol debe ser uno de los pocos juegos de pelota en el que la simulación es parte del juego. Eso de alguna manera lo vincula con la Ficción, especialmente con el policial más que con la épica. Porque en el momento del foul entramos en una pequeña escena del crimen, apareciendo instantáneamente: una víctima, el victimario, testigos y la policía. Varias combinaciones son impredecibles, así como las consecuencias. El cúmulo de fuerzas que se disparon para provocarlo, serán incognoscibles (Portugal vs. Holanda) e inquietantes." Y continúa, haciendo un simple clik en: Reflexiones al borde del Opsai

Espero que les guste.-

viernes, junio 23

A verstas luz de Nicolai Gógol

Acabo de terminar, un largo y caótico post en Kaputt, que se dispara de mis impresiones entorno a la lectura reciente de Almas Muertas, novela maravillosa e inacabada de Nicolai Gógol. De ahí, a la literatura rusa, con sus voluminosos libros abigarragos de nombres y patronímicos melodiosos. Cuando uno se topa con una novela rusa, cree que los personajes se multiplican y desdoblan, como si estuviese ebrio. Y sin embargo, son los mismos, pero a través de diminutivos como Alioshka, encogidos igual que osos de agua. Hacía rato que no escribía un post tan largo y atravezado, y que fuera especial para la ocasión, con sus trabas estilísticas y sus devaneos de grulla perezosa. Pero bueno, el entusiasmo a veces hace tartamudear, la prisa se vuelve el camino más largo. Espero que algún lector generoso se tome su tiempo para leerlo hasta el final, para luego entregarlo al fuego del olvido, como un alma muerta.

Escribí atropelladamente, entre otras cosas, lo que sigue:
Nicolai Gogol (1809-1852), tiene una obra atípica y divergente (de por sí, un punto de inflexión en la misma Literatura Rusa), obra convertida en fuente salvaje de la que abrevará la literatura universal. Quien haya leído su cuento “La Nariz“, no podrá dejar de sentirse impactado como por una bala perdida. ¿Qué es esto? Es un relato extraño, caricaturesco sin dejar de ser inquietante, desaforado y animal (salta como vivo frente a los ojos del lector), es feo y resbaladizo. Mi post, haciendo un simple click en: VERSTAS

Buen fin de semana y ¡vamos Argentina! (lo siento Mauricio, perdón buey, pero así es nuestro entusiasmo.)

jueves, junio 22

Brevario de amotinados 9

El gato de la casa tenía cara de bagre.
Se lo decían, le hacían la broma de que lo iban a meter en una pecera.
Él acogió la ocurrencia con una vanidad exagerada. Y se puso a presumir de bagre.
Otro gato se lo comió.

Cuentos Claros, Antonio Di Benedetto

martes, junio 20

Vacancia

Es cierto: estoy como ausente, como ensimismado en mi propia pereza. A esto se suma cierta indeterminación, cierta falta de respuesta que, de alguna manera, me lleva a la mudez, a la inquietud, al "da lo mismo" (no es un reproche más que a mí mismo ya que aún confío en la interacción de este medio.) Pero se también, que otros factores afectan mi indecisión o más bien mi dispersión. El Mundial es el más perentorio en los horas no laborales (salvo en los partidos de Argentina, o en aquellos que puedo pispiar a la hora del almuerzo), y en las otras franjas horarias, pesan mis círculos que no puedo cerrar, mis cambios que no terminan por germinar. "Dural", un sitio que más bien reúne mis inquietudes como lector, mis pensamientos disparándose sobre ecuaciones más o menos regulares, se va libando lentamente como un alerce, pero su misma lentitud lo sume en la indefensión. Los tiempos modernos tienen una velocidad que podrían arrancarlo de cuajo y revolear sus raíces excéntricas. Sin embargo, me siento responsable de algunos compromisos que encaro con gusto (pero no sin oportunas dudas que me acometen como ráfagas, pero me apuntalo y sigo.) Tengo que terminar la corrección de mi novela "NS", que tal vez no tenga más de 20 lectores generosos en fotocopias A4 anilladas, pero que aún así, serán las hojas que alguna vez pueda llevar de sudario sin sentirme tan desnudo a la hora de mi muerte. Pero acallemos estos egotistas devaneos, y derivemos a otros sectores más luminosos de la red:


1) En Kaputt, un post que crece germinal de unos versos de T.S.Eliot, y que sirven para pensar el futuro, la gravitación de la muerte sobre cada acto, la promesa que anida en el día cero del verano. Y como mi intervención cayó en ese glorioso viernes en el que la Argentina ganó por 6 goles a cero (con el gol del Cuchu, que es uno de los goles colectivos más hermosos que van del campeonato), lleva mi post una Posdata Oportunista que, de alguna manera, complementa y salva pensamientos tan graves. El texto lo encontrarán haciendo un simple click en: Verano Cero.


2) Está disponible en sus kioskos virtuales la 4ª entrega de la revista Hermano Cerdo. No me canso de señalar que su propuesta, a diferencia de otras publicaciones virtuales, es ventajosa y necesaria, puesto que combina traducciones de escritores consagrados de difícil acceso para los que dominamos poco el inglés, y gente de toda América que publica sus creaciones inéditas. Pueden suscribirse escribiendo un mail a mauriciosalvador@gmail.com, o bien bajarse los números en esta dirección: Hermano Cerdo. La edición es muy límpida, y la ilustración de portada es de una belleza lúdica y sugestiva.

Disfruten del sol y del invierno cero.

viernes, junio 9

Geometría de Kundera

Ciertas impresiones, tal vez un tanto a vuelo pluma, sobre la famosa novela de Milan Kundera, valorando en principio, su particular sencillez, la linealidad de sus temas. Releyendo "La insoportable levedad del ser", se hace notable la existencia del autor, la subexistencia de las creaturas, casi esquemáticas, apenas esbozadas en dos o tres imágenes. Como si el autor tuviese en sus manos una escultura, una osatura de directrices de tramas individuales, y cada movimiento de retroceso, avance, suspensión narrativa sirviese a los fines de una exposición casi filosófica (o más bien, semiológica a la manera de Barthes.)

Es decir, Kundera escribe: Tomás nace de una escena contemplativa, Teresa de un ruido en la panza, Sabina de la imagen de una mujer en ropa interior con un sombrero bombin mirándose desde un espejo, etc... Las descripciones son las mínimas indispensables, los diálogos casi triviales, cotidianos y ovillados de silencios. Una elegante teorización a través de personajes casi transparentes.

La irrupción del autor, contemplativo, sereno, como quien lee viejas cartas de amor, hace que sus meditaciones sean más importantes que la trama, puesto que nos muestra la osamenta en el lugar que quiere (el tiempo cronotópico de la novela reducida a la dimensión de espacio); tanto es así, que hace montajes de párrafos a los que vuelve a retornar como si fuesen los pivotes de una artificio mecánico y móvil. Esto produce que el lector no pueda leer desde la "interioridad" de las vidas de Tomás y Teresa; escucha al autor, y mata en definitiva esas subexistencias de golems. (Pero acaso sea esto lo que desdibuja a los personajes convertidos en croquis: el que hayan muerto. Acaso Sabina, quien sobrevive, sea la única con derecho a contemporaneidad y coexistencia con el autor. O bien se afirma como existencia o, teniendo en mente una balanza o los vasos comunicantes, arrastra al autor a la no existencia de una substancia creada literariamente: sólo palabras.)

domingo, junio 4

Una cruza



En kaputt, este viernes, me dedico a pensar en Vladimir Nabokov como una extraña cruza entre lepidoptorólogo y teratólogo (es decir, el que estudia, por ejemplo, las mariposas, y el que estudia las malformaciones orgánicas de la naturaleza, los monstruos, respectivamente.) El texto, merodeante y sigiloso, haciendo un simple click en: Vladimir Nabokov: Una Cruza